Lo que creemos

Creemos que la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) es la Palabra de Dios para la humanidad. Los 66 libros de la Biblia son precisos sin ningún error y son aplicables a nuestra vida diaria. La Palabra de Dios es nuestro pan de cada día y es nuestra guía fundamental para la vida en la tierra.  

Creemos en la oración y el ayuno, y en acudir primero a Dios acerca de todo. La oración es una forma poderosa de comunicarse con Dios y de que Él nos hable. El ayuno es una forma de sacrificio, al renunciar a nuestros deseos carnales de estar en Su presencia y buscar sabiduría.  

Creemos que hay un solo Dios verdadero. Nuestro Creador y Padre Celestial, que es perfecto, santo, amoroso, misericordioso y justo en todas las cosas. Dios existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.  

Creemos que Jesucristo es completamente Dios y completamente hombre, que nació de la virgen María por el poder del Espíritu Santo. Él bajó a la tierra para morir en la cruz y salvarnos de nuestros pecados. Tres días después, resucitó para mostrar el poder divino de Dios. Ascendió al cielo y está vivo en la presencia de Dios hoy.

Creemos en el poder del Espíritu Santo para guiar nuestros pasos como seguidores de Cristo. El Espíritu Santo vive dentro de nuestros corazones para darnos poder, convencernos de nuestros pecados, consolarnos y discernir la voluntad de Dios para ser más como Jesús.  

Creemos que la humanidad fue creada a imagen de Dios, pero cayó en pecado desde el principio de los tiempos. El único camino a la salvación es a través de la sangre de Jesucristo, creyendo en Él y tomando nuestra cruz todos los días.  

Creemos tanto en el cielo como en el infierno, y nuestra eternidad está determinada por nuestra respuesta al Señor Jesucristo / o (cómo nuestras vidas están alineadas con la Palabra de Dios)  

Creemos que la iglesia es el cuerpo de Cristo. Una comunidad de creyentes bautizados, que obedecen todos los mandamientos de Dios, mientras difunden juntos el Evangelio en unidad y amor.  

Creemos que Jesús regresará un día como Su Palabra lo ha prometido, pero hasta entonces fuimos creados para vivir una vida que lo honre, mientras edificamos el reino de los cielos.